Tras varios años como nutricionista especialista en salud hormonal femenina, me he dado cuenta de varias cosas:
Somos tremendamente únicas, una misma enfermedad es diferente según la persona en la que se manifiesta. No existe un protocolo común, nuestro cuerpo necesita tratamientos personalizados.
Lamentablemente, hay algo que sí que se repite en muchas de nosotras: miedos, dudas, autoexigencia, perfeccionismo, exceso de control, vulnerabilidades disfrazadas y, sobre todo, el síndrome de la Superwoman.